En un claro del bosque, junto al río, los rayos de sol encendían los colores del paisaje. Con la mirada relajada, distraída entre brillantes reflejos. ¡De pronto, algo despertó mi atención! Una figura serpenteante se movía en la orilla. Instantáneamente, mis dilatadas pupilas trataban de captar todos los detalles. Con la tensión en el cuerpo, notaba como mi respiración se agitaba y el corazón se aceleraba paso a paso. Movida por esa irresistible combinación de temor y fascinación, me acercaba cautelosamente, con prudencia y, al mismo tiempo, me mantenía en alerta preparada para la acción. En la imaginación, reconocía la forma que tenía mi miedo y quería dar nombre a aquello que temía… 

 ¿Miedos reales o imaginarios?

Miedo a lo que puede pasar, miedo a las consecuencias, miedo a… Gracias al miedo, somos capaces de responder ante situaciones que percibimos como amenaza, que no podemos controlar ni predecir cómo se resolverán. Hay miedos que ayudan y miedos que entorpecen nuestros caminos, mermando nuestra autoestima y autoconfianza. A veces, el miedo se disfraza de incertidumbre, de inseguridad, de ansiedad, de fobia… En otras ocasiones, lo que esconde el miedo es una emoción de rabia, enfado y agresividad no expresada. Esta forma de vivirlo nos aleja de lo que sería sentir la emoción de manera saludable (SIMÓ, 2018).

“El miedo nos permite experimentarnos valientes”
(Mireia Simó)

El temor que nos provocan las serpientes es una emoción innata del ser humano y que compartimos con el resto de primates. Basta con sospechar o imaginar su presencia entre la hojarasca del suelo, para que nuestra reacción más inmediata nos prepare para alejarnos del potencial peligro. Este comportamiento es heredado de nuestro pasado evolutivo. Sin embargo, también las serpientes nos provocan un estado de fascinación.

De las tres especies de víbora que habitan en España (BARBADILLO, 1999), solo podía tratarse de la Víbora hocicuda (Vipera latasti). ¿Cómo reconocerla? Los rasgos que nos permiten distinguirla rápidamente de otras serpientes son su coloración y diseño dorsal en zigzag oscuro, su característica cabeza con forma triangular, con hocico prominente y amenazadores ojos de pupila vertical. Esta serpiente alcanza un mediano tamaño, no suele medir más de 70 cm.

Ante la presencia de enemigos, la víbora normalmente opta por la huida. Pero si se la acosa o sujeta, emite bufidos e intenta morder. Se trata de una especie venenosa cuya mordedura para el ser humano reviste importancia en función de la cantidad de veneno inoculado. Las víboras solo logran inyectar veneno en menos de la mitad de las mordeduras. Los puntos más peligrosos de mordedura son a nivel de cabeza, cara y cuello. Su mordedura raramente es mortal y no suelen tener consecuencias fatales a menos que se trate de niños menores de 5 años, ancianos, o personas con el sistema inmunitario debilitado, con hipersensibilidad al veneno o con las condiciones físicas mermadas (con patologías previas cardiovasculares, hepáticas, etc.). La mortalidad por mordedura de víbora es inferior o igual al 0,3% (GONZÁLEZ, 2022).

¡Maestra del disfraz!

Hay una especie de culebra, cuyo tamaño es menor o igual al de la víbora. Su coloración y diseño dorsal es muy variable, presentando con frecuencia un dibujo en zigzag, similar a la forma de la Víbora hocicuda. Pero su mirada, de ojos grandes con pupila redonda, es un rasgo que delata su identidad, la Culebra viperina (Natrix maura). Totalmente inofensiva para el ser humano, esta especie posee numerosos depredadores y, frecuentemente, debe afrontar situaciones extremadamente amenazantes. Para tal fin, muestra una estrategia defensiva muy curiosa (BARBADILLO, 1999; CRESPO, 2022). Cuando se siente amenazada suele adoptar una postura y comportamiento de imitación de la víbora, de ahí su nombre. ¿Cómo lo consigue? La Culebra viperina dilata sus mandíbulas, de manera que la cabeza presenta una forma triangular, al tiempo que emite bufidos, silbidos o chasquidos, y simula ataques, proyectando su cabeza hacia adelante, aunque sin llegar a morder. De este modo, para superar con éxito una situación amenazante, esta especie es capaz de hacer suyo un recurso ajeno, integrándolo en su modo de actuar.

¡El reto consiste en ser capaces de hacer lo que queramos hacer, aún con miedo!
(Mireia Simó Rel)

¡Haz como si fueras…lo que quieras ser!

El modelado es una estrategia para integrar recursos ajenos y aplicarlos en situaciones específicas que necesitamos mejorar. Ya sabes que la mente no distingue entre lo real y lo imaginario, así que, cuando no dispongas de experiencias similares ya vividas para activar tus recursos, puedes utilizar la imaginación.  

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Ilustración original © Emonatura (2023)

REFERENCIAS

– BARBADILLO, L.J. & al. (1999) Anfibios y reptiles de la Península ibérica, Baleares y Canarias. Ed. Planeta S.A.

– CRESPO GARAY, C. (2022) ¿Cuál es la diferencia entre una serpiente, una víbora y una culebra? National Geographic.https://www.nationalgeographic.es/animales/cual-es-la-diferencia-entre-una-serpiente-una-vibora-y-una-culebra

– GONZÁLEZ, A. (2022) ¿Qué hacer si te muerde una víbora en España? https://bicheando.net/2022/06/que-hacer-si-te-muerde-una-vibora-en-espana-protocolo-de-actuacion/

– SIMÓ REL, M. (2018) El mundo de las emociones (2ª edición). Ed. Savanna Books