Antes de emprender cualquier cambio que desees, es conveniente que recuerdes algunas de las sencillas claves “programadas” de nuestro cerebro y que nos aportan las neurociencias (SOUSA, I. & GÓMEZ, D.). Te ayudarán a comprender mejor la interpretación que haces de aquello que te pasa, a conocer los obstáculos a los que te enfrentarás, tu respuesta emocional y comportamiento.

1ª) Lo que haces tiene una intención positiva

Todo comportamiento es útil en un contexto determinado. Tu cerebro es el mejor guardián de tu supervivencia y bienestar. Y además lo hace eficientemente, con el menor gasto energético posible. Para él, lo conocido, lo cotidiano significa seguridad y lo establece como rutina. Por el contrario, la novedad, lo desconocido significa incertidumbre y puede representar un peligro o amenaza. Por este motivo, cuando te aventuras a dar el primer paso hacia el cambio, activa todos tus mecanismos para tratar de evitarlo. Y te lo comunica a través de mensajes. Son esas sensaciones incómodas e inquietantes emociones que puedes sentir pero que conllevan una intención positiva hacia ti. Esto explica por qué nos cuesta tanto salir de nuestro rutinario espacio de confort. Así pues, cuando decidas emprender ese cambio que deseas o necesitas, lo primero que tendrás que hacer es explorar para descubrir cuál es esa otra intención positiva que te mueve a conseguirlo, esa otra necesidad emocional que deseas cubrir. Ya lo sabes, esa resistencia inicial que puedes sentir ante el cambio es completamente natural, pero… ¿Qué actitud elegirás para afrontar las excusas que te pondrás?   

2ª) Y da igual si lo haces o si te lo imaginas

Tanto si llevas a cabo realmente una acción como si la imaginas, tu cerebro responde de forma similar, activando las mismas estructuras y conexiones cerebrales. A ello se debe tu respuesta emocional y comportamiento ante una situación, solo con pensar que puede suceder… ¿Te imaginas las nuevas opciones que te ofrece esta fantástica capacidad? ¿Qué te produce darte cuenta de ello?

3ª) Porque lo que piensas es lo que sientes

Para hacerte sentir protegido/a, tu cerebro trata de comprender todo aquello que sucede a tu alrededor. Y para conseguirlo emplea todos tus recursos disponibles. ¿Cómo? Centrándose en tus percepciones prioritarias del entorno, interpretando las señales y,  aquellos “huecos” que escapan a tu percepción, los rellena con la “suposición”. Aprendiendo mediante observación e imitación. Asociando estímulos y respuestas, estableciendo comportamientos mediante comparación, a través de tus recuerdos o vivencias experimentadas, poniendo énfasis en unos hechos en lugar de otros, atendiendo a tu contexto particular. ¡De este modo vas creando tu singular espacio protegido!

 

A menudo, nos identificamos con lo que sentimos, con lo que pensamos o con lo que hacemos. Sin embargo, podríamos decir que aquello que sientes, piensas y haces son elementos que integran tu singular espacio natural. Son partes de ti y eres TÚ quién tiene la capacidad de gestionar el singular espacio que quieres conservar.  ¿Sabes ya qué valores ecológicos protegerás?

 

En nuestros senderos naturales con inteligencia emocional entrenas tus habilidades.

1ª) Enfoca tu atención hacia los beneficios y aspectos positivos que lograrás con el cambio que deseas.

(Sentirás como va disminuyendo el volumen de esa vocecita interior que te susurra “es mejor quedarse quieto/a”).

2ª) Mantén la energía para avanzar mediante automotivación: con tus ilusiones, con tus valores, resaltando tus cualidades y talentos para alcanzarlo.

(Te proporcionarán el impulso vital necesario ante algún posible “apagón” emocional).

3ª) Observa desde diferentes perspectivas.

(Enriquecerás tu visión con matices y significados diferentes).

Con emonatura TÚ sientes el cambio!!!

 

Ilustración:  © Emonatura (2022)

REFERENCIAS

– SOUSA, I. & GÓMEZ, D. (2020) Neurociencia aplicada al coaching. Ed. triunfacontulibro.com